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El primer llibre: “Coaching asistido con caballos”

He tingut el blog una mica abandonat. Hi ha una excusa però, l’edició del meu primer llibre. Espero que us interessi i agradi. Es titula “Coaching asistido con caballos”. De moment el podeu trobar a www.amazon.es. Basant-me en les meves experiències com a coach, explico com els cavalls ajuden les persones a trobar la felicitat i quines són les claus per ser un CAC professional i d’èxit.  Us deixo un tastet d’una part del segon capítol:

“Te preguntarás qué tiene que ver la evolución
del caballo con el coaching.
No te impacientes, te lo
cuento: Desde el Hyracotherium hasta el primer Equus Ferus Caballus,
transcurren unos 50 millones de años. Durante todo este tiempo la naturaleza se
empleó a fondo en el diseño de un animal perfectamente adaptado a su
entorno.

Capaz de percibir mediante el oído, el olfato, la
vista y el tacto cualquier situación de riesgo o peligro con mucha
anticipación. Capaz de huir a una gran velocidad, para poner la distancia
necesaria entre él y la amenaza de manera que, todavía hoy,  pueda
garantizar su supervivencia.
Cuando
nos presentamos ante un caballo, por muy doméstico que sea, pone en marcha
todos sus mecanismos perceptivos para decidir si somos una amenaza o no. No
olvidemos que nosotros somos depredadores y ellos presas.
Moverá
sus orejas para captar que sonido emitimos, los equinos escuchan un registro de
frecuencias muy superior al nuestro. Sin duda pueden oír una respiración
agitada a distancia. Olfateará el aire y, posiblemente, olerá nuestro miedo o
nuestros nervios si los tenemos. Las emociones hacen que segreguemos hormonas,
los caballos se cree que pueden olerlas. Nos enfocará con su cabeza y, a través
de sus ojos, observará nuestra comunicación no verbal, nuestros movimientos
corporales. Si le interesa y le es posible nos tocará con los belfos.
Esto
ocurre cada vez que un cliente de coaching entra en la pista y sólo con la
primera reacción del caballo hacía esa persona
ya disponemos de un gran
material para iniciar la sesión.
Mis
compañeros equinos más tranquilos y confiados se han sobresaltado ante la
presencia de personas que aparentaban una falsa seguridad, pues interiormente
se sentían enfadadas o atemorizadas y, por el contrario, he podido presenciar
en cambio, como el caballo más nervioso se mostraba totalmente relajado
ante la presencia de un grupo de ocho directivos que llegaron a la sesión adormecidos
tras un buen almuerzo.
La
evolución también ha contribuido a que los caballos sean gregarios. Esto
significa que viven en sociedad. No es una moda ni una casualidad, es una
necesidad. Mientras unos comen (su cabeza esta baja cuando lo hacen y son, por lo
tanto, vulnerables), descansan o juegan, otros están atentos a cualquier
peligro y si es necesario con un simple gesto reunirán a toda la manada que, en
bloque, se alejará al galope para protegerse. El hecho de que sean animales
gregarios nos ayuda a interactuar con ellos y nos posibilita hacer coaching a
pesar de que pertenezcamos a especies diferentes
.
Al
igual que los humanos cada caballo es un ser único e irrepetible, con unos
rasgos de personalidad concretos. Valorar la personalidad de cada
individuo nos ayudará a seleccionar el más apropiado para cada cliente o para
una determinada situación, en los casos que sea preciso. Conocer bien a un
caballo lleva su tiempo, lo mejor es compartir su espacio, siendo uno más de la
manada y observarles cuando se les permite ser ellos mismos.
La
comunicación no verbal
, si bien es cierto que los
caballos emiten sonidos, relinchan, resoplan, chillan la mayor parte de su
comunicación se basa en el lenguaje corporal. Ven, vete, vamos, aparta,
tengo miedo, estoy triste, estoy enfermo, huelo algo interesante, jugamos, me
rascas, te rasco, no te muevas, cuidado con el suelo, esto no está igual que la
última vez, prestad atención…
son un mínimo ejemplo de las cosas que se
dicen sin emitir sonido alguno.
Están
especializados en el lenguaje corporal
y por
muy seguros y confiados que queramos aparentar estar delante de ellos, si no es
así como nos sentimos realmente, nos descubren de inmediato. Cuantas veces
estando con un cliente he escuchado “esto ya lo tengo superado” y he visto al
caballo ponerse rígido y tenso, mostrándole al cliente su autoengaño.
El caballo se tensa porque percibe la rigidez
corporal del cliente al hablar de un determinado asunto, o porque analiza sus
micro gestos y ve lo que hay de verdad en su expresión, no la máscara que nos
acostumbramos a poner para ir por la vida.”

 

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